Crónica del Gaztelueta Infantil A contra el Moraza






LICENCIA PARA SOÑAR




Jornada de infarto. Munabe defendía el liderato en casa ante el tercero. Y Gaztelueta, segundo, visitaba el campo del cuarto. Todos en un palmo de 4 puntos, y el quinto achuchando un puntito por debajo.
Los chicos de Gaztelueta venían con una deuda pendiente: ajustar cuentas con el único equipo que salió vivo del colegio, el único que consiguió arañar un punto allá por septiembre, en el primer partido de la liga.
Había llegado el día.
Como viene siendo habitual, llegan los primeros. En la cima de Artxanda, Bilbao a sus pies, no ha salido el sol y entrenan bajo la fría luz de los focos. La venganza es un plato que debe comerse frío... A 10 para el comienzo, a la caseta.

Pero la primera parte no sigue el guión esperado por los amarillos. Moraza es un equipo que quiere el balón, que lo mueve con criterio, y al que no se le puede faltar al respeto. En un contragolpe trenzado con cuatro pases, el delantero local pisa área y mete el primero.
Vuelta a empezar. Reacción y empate de tiro lejano, marca Aguinaco. Pese a la igualada los sentimientos no son positivos. Moraza lleva la iniciativa, juega de un lado a otro y atraviesa la primera línea con demasiada facilidad. Llegan dos, tres y hasta cuatro veces con peligro de gol, sin anotar. Y al filo del descanso el árbitro señala penalti –justo, por mano- en el área de Gaztelueta. Moraza 2, Gaztelueta 1, y al vestuario.
Y algo pasó ahí dentro, algo tomaron los chicos de Gaztelueta porque los que luego salieron no eran los mismos que poco antes habían entrado cabizbajos.
Como si no hubiese pasado nada en la primera, como si nunca hubieran recibido aquel repaso inicial, sin muestras de cansancio, como teletransportados desde el final de ese partido de septiembre que empataron en casa; con ese odio y esa fuerza, con esa furia saltaron en la segunda los chicos de Gaztelueta.
Se hicieron con el balón, lo movieron con paciencia –las ocasiones siempre llegan para el equipo que tiene el cuero-, hicieron las faltas en el campo rival para evitar contragolpes y abrieron el campo más metros de los que tenía. Cosido Moraza a su propia portería, Gaztelueta le metió 3, volteando el marcador y firmando un bonito 2-4.
Tres goles de un Asier brillante pusieron la guinda al tremendo desgaste físico realizado por los amarillos, y demostraron que el fútbol se trabaja.
Gaztelueta baja de Artxanda como los dioses del Olimpo, conteniendo una sonrisa, frotándose las manos y a un punto de Munabe, que no consigue romper las tablas ante Urdaneta (3-3)
Como diría mi abuela: la venganza es repudiable... pero tiene algo de agradable.


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