Plencia 0 Gaztelueta 7

Goleada de equipo
Margaret Carty decía que lo mejor del trabajo de equipo es que siempre tienes a otros de tu lado. Este objetivo común por el que lucha un grupo de amigos en cada entrenamiento y sábado tras sábado es el que hace lograr grandes resultados. Unos resultados que no siempre son los deseados porque el deporte no siempre es justo y porque influyen - y mucho en estas categorías- las decisiones colegiales tanto dentro como fuera del campo. Sea como fuere el sábado 28 de noviembre a las diez de la mañana arrancaba con polémica el partido entre la Sociedad Deportiva Plentzia y el Colegio Gaztelueta. Un jugador del equipo visitante se quedaba en la grada por la falta de un supuesto papel que debía acompañar a su ficha federativa y por el desconocimiento general de las cada vez más cambiantes reglas del fútbol base. En el momento de escribir esta crónica sé que nuestro jugador tenía que haber jugado con sus compañeros y que el apelativo de sociedad deportiva se queda sólo en apelativo ornamental.
Con los cambios tácticos en el último minuto arrancaba una contienda entre el segundo y tercer clasificado. El viento en contra del equipo visitante aconsejaba cuidar los pases de banda a banda pasando por la línea de medios, de ahí que Gaztelueta jugara por primera vez en la liga con tres mediocentros natos. Espoleados por las ganas de brindar a su compañero el primer gol del encuentro, a los cinco minutos una gran jugada que arrancó en el lateral derecho y acabó en el extremo izquierdo tras ocho o nueve toques, culminó en la red con una magnífica vaselina de Dani. De ahí en adelante un monólogo abusivo de fútbol con jugadas trenzadas con infinidad de toques y goles de gran belleza para deleite de toda grada, como el segundo de Mikel Orbegozo en jugada personal. El partido se convirtió en un auténtico monólogo de fútbol y las ocasiones se sucedían una y otra vez.
Nunca he dejado de convocar, ni he dejado en el banquillo a un jugador aunque nos jugáramos la final de copa, y eso a pesar de que el carrusel de cambios “debilitaron” algunas líneas del grupo. Con las sustituciones el equipo siguió dominando y se fortaleció aún más en defensa. Haciendo memoria al final de esta crónica el entrenador no recuerda si la Sociedad Deportiva Plentzia tiró alguna vez entre los tres palos. Lo que sí recuerdo es el gusto de asistir a un partido homenaje a un compañero, un gran fútbol de equipo y una gran decepción personal al ser testigo en primera persona de actitudes poco deportivas con niños de trece años cuyo fin es disfrutar del deporte.

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