NADA DE FÚTBOL
Esta semana mi habitual crónica será muy corta. No tengo ilusión de comentar el partido del sábado en Arrigorriaga. Por un lado, porque no fue un buen partido de fútbol; por otro, porque de forma particular este es uno de los partidos más desilusionantes de mis diecisiete años como entrenador-educador.
De lo acontecido entre el Padura y el Colegio Gaztelueta me quedo con dos buenos momentos. El gol que adelantó a los visitantes en el minuto diecisiete fue de una magnífica ejecución: Erwin presiona y roba el balón en el medio del campo, toca de cara al lateral que pasa al mediocentro, Asier recibe y pone un balón preciso por encima de la defensa del Padura que Jorge controla y marca de sombrero ante la salida del portero. En la segunda parte, el golazo de cabeza del Padura tras un buen saque de esquina, puso las tablas en el marcador.
El resto de acontecimientos y erróneas decisiones arbitrales no las voy a comentar (¡bastante tienen que aguantar los chavales!), sólo espero que se recuperen los dos jugadores lesionados para el próximo partido.
Como profesor de estos chicos está en mis manos poner todo mi empeño en sacar lo positivo de las derrotas, por muy dolorosas que éstas sean. Como entrenador, me toca levantar el ánimo y tratar de buscar la senda del buen juego que necesitamos para volver a estar arriba. Como padre de un jugador del equipo, me corresponde sacar las mejores conclusiones educativas del continuado desquite de presión semanal de aquéllos que van a los partidos pensando, quizá, que todo vale con tal de ganar como en el fútbol profesional. Como ninguno de nuestros hijos vivirá de este deporte, los aspectos tácticos y técnicos tendremos que arrimarlos a un lado, la victoria o la derrota del club al otro, y centrarnos en lo que realmente importa: que el deporte sea un modo de interiorizar los aspectos más valiosos y positivos para la formación integral presente y futura de nuestros hijos adolescentes.
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