Montefuerte 0 Gaztelueta 3

MAÑANA PLÁCIDA DE FÚTBOL
La incertidumbre del viernes con las previsiones metereológicas y la
posible suspensión de los partidos por climatología adversa quedaron
olvidadas con el amanecer del sábado día 27. A las diez de la mañana lucía
un estupendo sol y un vientecillo cálido de predominancia suroeste que invitaba a
la práctica del fútbol. El campo de Montefuerte estaba en perfectas condiciones para
la práctica del deporte rey.
Un minuto de silencio por la madre de un jugador del equipo local fue la
antesala del pitido arbitral. Por si las condiciones cambiaban durante el
trascurso del partido, Mikel Orbegozo, como capitán de Gaztelueta, tenía las idicaciones precisas del entrenador para empezar en territorio con viento en contra.
El sistema el de siempre, un 4-4-2 con los delanteros tendiendo al centro
y los dos carrileros centrocampistas entrando desde atrás por las bandas como tercer y cuarto delantero.
El dominio del balón quedó latente desde el primer minuto. Los visitantes
pusieron durante toda la primera parte a prueba al guardameta local, que
se erigió como la gran estrella de su equipo. Pero el esférico no llegaba
a perforar la meta del Montefuerte.
Los porteros de Gaztelueta fueron espectadores a lo largo de todo el encuentro y desde la distancia y en posición adelantada veían que tarde o temprano el rumbo climatológico del partido tendría que cambiar.

Con el final de la primera mitad con las tablas en el marcador era el
momento de las indicaciones oportunas en el vestuario. Los “uf”, “casi”,
“por poco”, etc, no suelen ser amigos del buen juego porque suelen llevar
al abordaje y, lo que es más peligroso, a la posibilidad de tener una contra fatal, tal y
como nos ocurrió en la previa ante el Urduliz.
Retomando nuestro juego de toque, buscando las bandas y, sobretodo,
propiciando las entradas de los interiores por los extremos conseguiríamos
llevar al equipo a la victoria. Ya en los primeros compases se vio que el
viento futbolístico era diferente. La borrasca rápida, intensa y profunda
en forma de jugador y de nombre Erwin, recogió un rechace del portero y
fusiló contundentemente la meta local.
Con el gol bajó rápidamente la presión y con una jugada clásica y certera de
Mikel entrando por su derecha llegó el dos a cero. El juego de Gaztelueta por ambas bandas contra la portería defendida por el guardameta local era total.
Pero la ciclogénesis explosiva llegaría a diez minutos del final, Daniel
coge un balón a cuarenta metros de la portería y engancha un derechazo con
la uña – poco ortodoxo y sin buscar postura pero muy efectivo – que se
clava como un obús de arriba hacia abajo a escasos centímetros del
larguero. Fin del partido y buenas sensaciones en el equipo de cara a los próximos encuentros.

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