GAZTELUETA 3 ASTRABUDUA 3

UN GRAN GAZTELUETA CADETE
Fantástica primera parte disputada en Gaztelueta entre los cadetes colegiales y los del Astrabudua. Sobre el terreno de juego había mucho más tensión de la deseada. Demasiada. Los de Astrabu venían con la obligación de la victoria para reforzar su posición en lo alto de la clasificación, pero no estaban mentalmente preparados para que los amarillos se lo pusieran difícil. Esta sensación era la que se vivía en la grada y en los banquillos, pero muy pronto se proyectó sobre el campo de hierba.



Mientras los locales jugaban al fútbol y buscaban competir como siempre, con elegancia, sin juego duro, sin faltas y trabajándose cada jugada en búsqueda de la alegría de la grada, a los visitantes se les veía un poco pasados de revoluciones.


A los quince minutos se adelantaba el Astrabu en un contragolpe letal por la izquierda que culminó el extremo con un tiro cruzado imparable al ángulo contrario. El gol hacía presagiar un partido más cómodo de lo que presumían.


Los de Gaztelueta procuraban mimar la bola e hilvanar jugadas de mucho mérito, cortadas en numerosas ocasiones con demasiada contundencia por los visitantes. En una de esas entradas, Stefan protestó la dureza de la entrada enseñando su pierna al árbitro y, en la reiteración, se ganó la primera y única cartulina amarilla de los locales. Los chicos vieron que el colegiado iba a cortar cualquier protesta por lo sano y se quedaron con la lección. Al menos los de casa.


Poco después, una entrada a Jaime en el centro del campo, junto al banquillo local, es rematada por Alex a gol, subiendo el tanto del empate al luminoso. Los de Astrabu protestaron el gol por fuera de juego de dos jugadores locales, pero el colegiado, bien posicionado en la línea que delimita el área, acertó al ver que Alex entraba desde la segunda línea.


Los locales se confiaron y comenzaron a jugar su mejor fútbol. Cuando el dominio local era clarísimo, llegó el segundo de los visitantes en una jugada desafortunada. Alex salta a cabeza en el centro del campo, el balón hace una parábola hacia atrás y justo, ese toque del centrocampista local, habilita la posición de fuera de juego de un delantero del Astrabu que volvía a su línea de juego. En el posterior mano a mano con Ángel marcó el segundo y demoledor gol.


Minutos después, con los locales volcados hacia la portería del Astrabu, Gonzalo recibe una pared de Jorge, acomoda con el exterior el balón hacia su derecha y lanza un disparo desde el borde del área que se clava en la misma escuadra, sin que el espigado guardameta visitante pudiera hacer nada por impedirlo.


Faltaban pocos minutos para el final de la primera parte y el partido iba subiendo de tensión. Nuevamente Gonzalo vuelve a maravillar a todos con un tiro desde el centro del campo que se clava en la portería rival en una perfecta vaselina. El buen portero del Astrabu se lesiona en la estirada y tuvo que ser substituido.


A partir de aquí se acabó el fútbol. Las revoluciones comenzaron a subir y mientras que los locales seguían a lo suyo, los del Astrabu continuaban con sus protestas y palabras subidas de tono. A punto de terminar la primera mitad, en una jugada en la que Jaime encara con descaro a la defensa rival, recibe una falta en el borde del área que el árbitro interpreta como tal. El defensa disgustado con la decisión propina una patada al jugador de Gaztelueta en el suelo y ve la tarjeta roja por agresión. En la salida del campo, con la cara totalmente desencajada, se marcha pegando patadas a todo y rompiendo hasta la cesta de los botellines del propio Astrabudua.


En la jugada siguiente, en un contragolpe calcado al primer gol, empata el partido el extremo izquierdo visitante, el jugador más peligroso del equipo.


La segunda mitad fue otra historia. Los visitantes cambiaron el 4-4-2 por un 4-3-3 y un marcaje individual de Jon a su número nueve. De este modo se lanzaron descaradamente a por el partido motivados por la superioridad numérica. Pero era muy, muy difícil jugar. El “abordaje” se hizo dueño del campo y comenzó una auténtica batalla por conseguir el gol, aunque fuera engañando al árbitro. Pero este no llegaba y los minutos pasaban. Estuvo a punto Mikel en una jugada de ésas que nunca falla: regatea a tres y se planta ante el portero pero cruza demasiado el balón y sale lamiendo el poste.


Los visitantes comenzaron a cargar contra el colegiado, y eso que no se atrevió a pitar un claro penalti del portero a Alex. En esta tesitura, no tardó mucho el árbitro en expulsar al entrenador visitante por sus continuas quejas y, posteriormente, a otro jugador del Astrabu por lo mismo. En esta nueva tesitura, los visitantes jugaban con nueve, sin entrenador y con la presión de conseguir algo más para afianzarse en la segunda plaza de la liga, subir de categoría y que el año siguiente la directiva cuente con ellos para formar parte del equipo juvenil.


¡Qué pena! ¡Qué buen partido hubiera sido! Si nosotros los mayores no aprendemos a competir, a ganar y a perder, a medir nuestras reacciones como caballeros, difícilmente podemos pedir a nuestros jugadores que mantengan un comportamiento distinto. Y esto lo vemos en demasiados campos de fútbol.


Hoy he visto al jugador del Leioa que la semana pasada tuvo que asistir a sus clases con muletas por una entrada de un jugador del Astrabu. Jaime Mattheus está mejor y le deseo una pronta recuperación para ayudar a su equipo a subir de categoría, desplegando un gran fútbol y, sobretodo, con esa palabra que hoy está tan de moda pero que cuesta asimilar: con “fairplay”.

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